LA MAMÁ DE FANNY
Por la profesora Nelcy Mejía Sanabria
Señora, señora, que muy temprano
en la circunvalar prende el asador.
La carne no aparece, aparece un tinto
saludando al frío mañanero.
El rumor del viento golpeante
trae mensajes monseguadalupescos.
“Buenos días, buenos días” dice sonriente y arrogante.
Mi piel de gallina contesta con movimiento de cabeza
“Bue..buenos días”.
Miro hacia los cerros ancestrales.
Al otro lado de la vía
la mamá de Fanny conversa animadamente,
con un cálido tinto entre sus manos.
Quiero hacer parte de la conversación.
Cruzo la avenida.
Allí está con una sonrisa la mamá de Fanny:
“Profe, profe buenos días, ¿ Le provoca un tinto?”
“Si señora, muchas gracias.”
Con actitud meditabunda ruedan remolinos de palabras,
que me visitan en ese momento:
Asador, carne, tinto, chicha, situación,
cuadernos, uniformes, educación.
La mamá de Fanny con sus manos de alfarera
atiende a los transeúntes en la esquina del encuentro,
En la esquina del aroma de vida colombiana,
al calor del asador.
Estudiantes, padres, vigilantes y algún o algunos profesores
que buscamos el encuentro en la calle.
El encuentro con la vida, dejando de lado la cafetería.
Para no ser testigos mudos del montón de islas e islotes.
Chicha, la representación del sol de los ancestros.
Se sienta intempestivamente
¿Si quiere que me vaya? No, me voy a ir.
Decido tener un dialogo con esta diosa y la mamá de Fanny.
-Señora, señora la vi por televisión
¿El señor la dejó vender la chicha?
-No, se quedó viviendo en las canecas
y visitando a mis vecinos.
-Mis esperanzas estaban en mi chicha
El señor en Reyes no dejó venderla, no tengo plata
para el estudio de mis chicas.
Solo por tinto me toca remplazarla.
En ese momento aparece la rubia,
-el modernismo quiere hoy desaparecerme,
pero no me voy a ir
Yo estoy primero que aquel cálido tinto.
Y aparezco por todos estos barrios.
Aunque me digan que estoy contra la ley,
a muchas fiestas he sido invitada.
Me gusta cuando me acarician las personas,
trayéndome como amigo el dulce de la vida.
Desde el momento que los granos de oro
el labriego los riega por la tierra.
Germino y crezco.
Hasta el momento transformante en radiografía del Dios Sol.
Los labriegos alistan una por una las radiografías,
y muy pronto me transforman en el elixir de la vida.
El elixir pasa por La Perseverancia, Egipto, Rocío, Germanía…
Y aquí estoy presente dialogando con mi gente.
¡Qué dicha! Que la mamá de Fanny, así no la dejen
exhibirme y sacarme a la luz pública,
permite que siga siendo su mejor huésped
y ayudo para la educación de sus retoños.
Y con mi amigo el café
no estoy peleando, lo felicito, que usted ha tenido suerte
de que no el prohíban estar en estos lares.
Sigue compartiendo, ¡pues usted es bienvenido!
La mamá de Fanny sigue con su oficio.
Todos los días ahí en esa esquina.
Pasan meses, años, y ahí está ella
Luchando, luchando ahí está ella.
Gracias profesora Nelcy por traer su poema hasta el blog :)
ResponderEliminar